Detrás del voto en blanco

Benito Nacif
Publicado en El Excélsior
16-junio-09

Soy un lector regular de las columnas de Leo Zuckermann. Disfruto todas las mañanas el estilo sencillo y directo de sus editoriales. Aprecio también su habitual enfoque pragmático y realista, sin sentimentalismos ni banalidades. El comentario político prefiero que me lo sirvan frío y con una pizca de buen humor, si es posible.

El viernes pasado, Leo dedicó su columna a responder un artículo mío publicado en este querido diario. Al leerlo me sentí sorprendido y gratificado al mismo tiempo. Gratificado por la atención prestada a mis palabras. Sorprendido, no por su desacuerdo con lo que dije, sino porque considero a Leo un improbable defensor de las causas perdidas.

Su respuesta me obliga a una reacción. Primero, porque detectó un error que debo explicar y corregir. Se trata de un error menor que en medio del actual debate acerca del “voto en blanco” resulta necesario despejar. Segundo, porque al revelar el error puso al descubierto también una de las principales debilidades de la campaña por el sufragio nulo: la falta de transparencia.

Empecemos por la aclaración. Dije en el artículo: “El resultado relevante para definir qué candidato gana un distrito, repartir escaños de representación proporcional y definir qué partidos mantienen su registro es la ‘votación efectiva’”. La afirmación es correcta por lo que concierne a definir al ganador de un distrito y repartir los escaños de representación proporcional.

Sin embargo, Leo tiene razón (y Mauricio Merino, a quien cita extensamente) en que los votos nulos y por candidatos no registrados sí cuentan al determinar qué partidos conservan su registro. Una lectura sistemática de los artículos 54 de la Constitución y 12 del Cofipe llevan a esa conclusión. Ofrezco una disculpa a mis lectores.

Pero mi argumento se sostiene: el voto en blanco es lo más parecido a un voto a favor del statu quo, sólo después de la abstención. Leo dice que ayudará a “eliminar a los partiditos que en nada han contribuido a la democracia pero que mucho han costado a los contribuyentes”. Sin embargo, este resultado no se obtiene automáticamente.

Todo depende del abstencionismo y de la identidad de los nuevos votantes nulos. Si se trata principalmente de panistas, priistas o perredistas decepcionados, algunos partidos chicos podrían resultar beneficiados. Hay que admitirlo: las consecuencias del voto nulo sobre el conjunto de partidos emergentes son inciertas.

Lo cual me lleva al segundo punto: la insinceridad de la campaña. Descubro que, detrás de banderas como “mejorar el funcionamiento de nuestra democracia”, hay objetivos electorales concretos, como la desaparición de “partiditos”. Si este es el caso, sus promotores tienen la obligación de decir quiénes son estos partidos y avisar a sus simpatizantes que abandonen el barco. Luego, no estaría mal que explicaran por qué el voto en blanco, que supuestamente beneficia a los partidos grandes, sería “el primer paso para la reconstrucción de la forma de hacer política en México”.

La misma insinceridad se presenta con el tema de las reformas que dicen impulsar. De forma sospechosa, no hablan de ellas abiertamente. Admito que Leo se ha pronunciado por abrir la oportunidad de que los legisladores compitan por la reelección consecutiva. Todo esto me parece muy bien. Pero me pregunto si está de acuerdo con la revocación del mandato, que otros promotores del voto en blanco han suscrito. Si éste fuera el caso, se trataría de una sorpresa más.

*Consejero electoral del Instituto Federal Electoral (IFE)

No estaría mal que explicaran por qué el voto en blanco sería “el primer paso para la reconstrucción de la forma de hacer política”.

0 comentarios:

Publicar un comentario

link to online mba website
Support mba-online-program.com mba education.